FACULTAD DE MEDICINA
MATERIA: DESARROLLO DE LAS HABILIDADES DEL PENSAMIENTO
COMPLEJO
TEMA: COLOCACIÓN DE UNA SONDA NASOGÁSTRICA
ALUMNO: CARLOS IVAN RUIZ MUÑOZ
Colocación de una
sonda nasogástrica
Introducción:
La instalación de una sonda nasogástrica es un procedimiento
médico–quirúrgico que consiste en el paso de la sonda hasta el estómago,
introducida por vía nasal.
Este procedimiento se describió desde el periodo
grecorromano, pero fue 1617 el año en que Aquapendente usó un tubo hecho de
plata para alimentación nasogástrica.
El uso de tubos de hule suave para alimentación en pacientes
pediátricos se describió por primera vez en la segunda mitad del siglo XIX. La
sonda de Levin, llamada así porque fue diseñada por Abraham Louis Levin, médico
de Nueva Orleans (1880–1940), ha sido el tubo nasogástrico más comúnmente usado
desde su introducción en 1921.
La instalación de una sonda nasogástrica (sonda de Levin) es
un procedimiento muy frecuente a nivel hospitalario; por tal razón, debe ser
una maniobra ampliamente conocida por todo médico general o especialista
Indicaciones
Múltiples son las causas para colocar una sonda
nasogástrica; entre las principales están:
1. Aspiración del contenido intestinal. Cuando, por
diferentes patologías, existe dilatación gástrica, obstrucción intestinal o
íleo paralítico.
2. Auxiliar para el diagnóstico. En caso de hemorragia del
tubo digestivo alto o lesión gástrica por politraumatismo.
3. Terapéutica. Infusión de medicamentos o lavado gástrico
en caso de hemorragia gastrointestinal o sobredosis de medicamentos.
4. Administración de alimentos. Alimentación gástrica con
alimentos licuados o fórmulas alimenticias industrializadas.
Procedimiento
Material e
instrumental
1. Sonda nasogástrica. Habitualmente es una sonda de
polivinilo de una sola luz. Tiene una longitud de 120 cm, con varias marcas: la
primera se encuentra a 40 cm del extremo distal, y después cada 10 cm hasta
totalizar cinco marcas. Su extremo distal termina en una punta roma con un
orificio concéntrico y perforaciones laterales a diferentes niveles de sus
últimos 10 cm. Su extremo proximal cuenta con un adaptador de un diámetro mayor
que sirve de conexión a tubos de drenaje o de infusión. Para adulto, sus
calibres van de 12 a 20 Fr (1 Fr = 0.33 mm), y para niños de 6 a 12 Fr. Algunas
sondas tienen una marca radio opaca que permite identificar su posición
mediante rayos X.
2. Guantes limpios.
3. Gel lubricante.
4. Jeringa acepto de 50 mL para irrigación o aspiración.
5. Riñón o lebrillo.
6. Tela adhesiva, de preferencia Micropore.
7. Vaso con agua, de preferencia con un popote.
8. Aspirador o dispositivo de aspiración, de pared o
portátil e intermitente.
9. Sábana clínica.
10. Benjuí.
11. Tijeras.
12. Estetoscopio.
13. Gasas o pañuelos desechables.
14. Jeringa hipodérmica de 10 ml.
15. Xilocaína en aerosol.
Técnica de instalación
1. Antes del procedimiento se requiere, si es posible, de
ayuno de por lo menos cuatro horas, ya que el paciente puede vomitar y
broncoaspirar. Antes de iniciar la colocación de la sonda se debe contar con
todo el material indispensable.
2. El procedimiento debe llevarse a cabo en un área física
adecuada, con buena iluminación, espacio, comodidad para el paciente y el
médico y con adecuada ayudantía.
3. Si es posible, explicar claramente el procedimiento al
paciente y pedirle su máxima colaboración. Mantener al alcance del paciente un
vaso con agua y popote, que será utilizado posteriormente durante el procedimiento
4. Es deseable colocar al paciente en posición sentada en
semifowler, ya que así se disminuye el reflejo nauseoso y se facilita la
deglución
5. Ponerse los guantes limpios.
6. Determinar la longitud de la sonda midiendo del lóbulo de
la oreja al orificio nasal y de ahí al apéndice xifoides, que será la longitud
necesaria para llegar al estómago; recordar que en un paciente adulto de 1.70 m
de estatura la distancia de la arcada dental a la unión esofagogástrica es de
40 cm
7. Verificar la integridad de la sonda.
8. Lubricar el extremo distal de la sonda para evitar lesión
o irritación de la mucosa.
9. Seleccionar la narina más permeable, asegurándose de que
no exista obstrucción o trauma nasal; si así fuera, utilizar la vía oral como
ruta alterna.
10. No se recomienda el uso de anestesia local; sin embargo,
si el procedimiento es demasiado molesto, se puede instilar Xilocaína en
aerosol en la bucofaringe del paciente.
11. Insertar la sonda en la narina del paciente en un ángulo
de 60 a 90
respecto al plano de la cara, siguiendo el piso de la nariz hasta llegar a la pared de
la faringe. En este momento el paciente debe flexionar la
cabeza hacia delante, apoyando la barbilla sobre la horquilla esternal.
12. Avanzar la sonda firmemente, al mismo tiempo que se le
pide al paciente que degluta (saliva o agua). Esto evita la resistencia que
opone el cierre espástico del paladar blando, que ejerce presión contra el
músculo constrictor superior de la faringe
13. Introducir la sonda hasta que la marca previamente
medida llegue a la fosa nasal, e introducir 20 a 30 cm más, para que quede
libre en el estómago
14. Retirar la sonda inmediatamente si se notan alteraciones
de la vía respiratoria (tos, disnea o cianosis).
15. Para verificar la correcta colocación de la sonda,
utilizar las siguientes técnicas:
a). Aspirar con una jeringa asepto a través de la sonda; la
aparición de contenido gástrico será indicador de su posición correcta; si
existe duda, medir el pH del aspirado, el cual deberá ser ácido.
b). Auscultar la región del epigastrio al mismo tiempo que
se insufla aire con una jeringa a través de la sonda; debe escucharse el flujo
del aire.
c). Sumergir el extremo proximal de la sonda en un vaso con
agua para verificar que no se produzcan burbujas; lo contrario es indicador de
que la sonda se encuentra en vía aérea.
d). Una demostración segura para conocer el sitio de la
sonda es por medio de una radiografía simple de abdomen, sobre todo si la sonda
utilizado tiene alguna marca o punta radioopaca; si no es el caso, se pueden
pasar 3 ml de material radioopaco hidrosoluble por la sonda.
16. Se insiste en que esta maniobra debe realizarse con
destreza, decisión y cuidados extremos.
17. En caso de no tener éxito, debe ser colocada bajo visión
directa (endoscopia) por un especialista.
18. Finalmente, aplicar tintura de benzoína en la nariz o
mejilla del paciente, y se procede a fijar la sonda a la zona elegida, de
preferencia con cinta adhesiva hipoalergénica (Micropore), cortada en forma de
alas de mariposa.
19. Conectar la sonda a la fuente de succión o derivación o,
si es su indicación, proceder al lavado gástrico o a la infusión del fármaco o
alimento.
Cuidados generales
1. Mantener la sonda permeable mediante irrigación y cambios
de posición.
2. Observar y anotar características del drenaje.
3. Hacer un registro de entrada y salida de líquidos a
través de la sonda.
4. Consignar el tipo y tamaño de la sonda, así como el tipo
de aspiración empleado.
5. Detectar complicaciones en forma temprana.
6. Prevenir resequedad bucal (enjuagues orales con
colutorios).
7. Se puede reponer el aspirado gástrico con solución salina
o Ringer lactato
por vía endovenosa.
8. Limpieza de secreciones (narinas).
Criterios para el
retiro de la sonda
1. Cuando se haya resuelto la patología por la que se indicó
la colocación de la sonda nasogástrica.
2. Cuando exista una complicación secundaria a la colocación
o permanencia de la sonda.
Técnica para el retiro de la sonda
1. Informar al paciente. Un paciente bien informado ofrece
una mejor cooperación para que el procedimiento sea más fácil y menos molesto.
2. Desconectar la sonda del aspirador, estando seguro de que
la mucosa gástrica no se encuentra atrapada en los orificios distales de la
sonda por el mecanismo de succión.
3. Aspirar el contenido gástrico residual con una jeringa
asepto.
4. Desprender la cinta adhesiva.
5. Pedirle al paciente que contenga la respiración.
6. Se sujeta la sonda con firmeza y se jala con suavidad.
7. Se efectúa limpieza de las narinas.
COMPLICACIONES
Son muy variadas, y van desde problemas menores y de fácil
solución hasta problemas complejos que pueden tener morbilidad grave y hasta
mortalidad.
1. Epistaxis y lesiones en la mucosa nasal; se pueden evitar
manipulando la sonda con cuidado y con una adecuada lubricación.
2. Broncoaspiración por vómito al momento de su colocación;
se evita con ayuno previo, maniobras suaves y colaboración del paciente.
3. Bradicardia por estimulación vagal.
4. Lesiones en mucosa oral o faríngea; se evitan lubricando
la sonda y manipulándola cuidadosamente.
5. Resequedad bucal y faríngea por respiración oral; debe
tratarse con colutorios.
6. Rinorrea secundaria a irritación local.
7. Sinusitis; debe retirarse la sonda y administrarse
antibiótico.
8. Parotiditis (retiro de la sonda).
9. Laringitis (retiro de la sonda).
10. Otitis media (retiro de la sonda y administración de
antibióticos).
11. Obstrucción laringotraqueal (retiro de la sonda).
12. Retención de secreciones bronquiales, por trauma y edema
de mucosas faringolaríngeas. Vale la pena realizar hidratación con
nebulizaciones, oxígeno por puntas nasales, expectorantes y fisioterapia
pulmonar.
13. Desequilibrio hidroelectrolítico por aspiración de
importante volumen de ácido clorhídrico (HCl), principalmente hipocloremia
(restitución del material aspirado mediante solución salina) y desequilibrio
ácido base (alcalosis metabólica)
14. Erosión de la mucosa gástrica.
15. Esofagitis por reflujo gastroesofágico al romper la zona
de alta presión del esfínter esofágico inferior. Se pueden utilizar protectores
de la mucosa gástrica o bloqueadores H2.
16. Perforación esofágica por maniobras bruscas, que puede
llevar a mediastinitis y fístulas traqueoesofágicas e incluso a
hidroneumotórax.
CONCLUSIONES
1. La instalación de una sonda nasogástrica (sonda de Levin)
es un procedimiento de rutina que todo médico debe conocer.
2. Se debe reconocer que este procedimiento representa
riesgos importantes para el paciente.
3. Es un procedimiento que, de ser posible, debe ser
perfectamente explicado al paciente, y se debe contar con su consentimiento.
4. Se debe realizar cuidadosamente, y debe ser poco
traumático.
5. Se deberán tomar en cuenta los cuidados requeridos para
prevenir las complicaciones.
6. Se requiere estar pendiente de las posibles complicaciones
causadas por
este procedimiento para decidir su terapéutica a la brevedad
posible.
REFERENCIAS
1. Saunders CF: Urgencias médicas. 3ª. ed. México, El Manual
Moderno,.
2. Gutiérrez LP: Procedimientos en el paciente crítico. 2ª
ed. México, Cuéllar,
3. Carey CF: Manual Washington de terapéutica médica. 10ª
ed. México,
4. Martínez DS: Cirugía, bases del conocimiento quirúrgico.
2ª ed. México,
5. Schwartz S: Principios de cirugía. 7ª ed. México,
McGraw–Hill,
6. Martín–Abreu L, Pérez VJ: Cirugía para el
estudiante y el médico g